prisionero.JPG

Dilema, permanecer o no encadenado/a

¡¡¡Hola artefiliáticos!!!

¿Cómo os va todo?, espero que bien, aquí seguimos un día más caminando en nuestra batalla que es la vida… ¿cuántas veces nos hemos sentido enjaulados?, muchas ¿verdad?, y no sólo eso, ¿cuántas enjaulados y a la vez fuera de la jaula otra o un ambiente de soledad, o por lo menos esa es nuestra interpretación de nuestra situación más profunda, reflejando quizá ciertos conflictos internos.

Y ¿Cuántas de esas veces nos hemos puesto una máscara para expresar lo menos posible?, supongo que la respuesta irá en función de las preguntas previas, o quizá no, cualquier persona es un mundo, y eso debemos respetarlo y convivir con ello.

Seguramente uno de los objetivos de nuestra máscara sea esconder nuestras expresiones de cansancio, agotamiento, lucha, dolor y sufrimiento por aquello por lo que estamos batallando, luchando siempre a pie de cañón, acompañándonos nuestro compañero de viaje que es el estrés, aquel compañero que nos agota, nos cansa, nos demanda nuestras mayores fuerzas mentales, pero también nos recuerda que necesita descanso, necesita una actuación nuestra para combatir su condición actual, aquel instante, hecho o momento que le abruma, que le debilita, y nos pide un momento de relajación, de paz, de instropección con nosotros mismos, nunca debemos olvidar que somos compañeros y para salir victoriosos de esta batalla o guerra debemos luchar de la mano, otorgándonos apoyo, y lo que un día le falte a uno, brindarle el otro aquello que le falta y viceversa, por ello, si nos pide: «¡¡STOP!!, para, no vayas más por ahí, para, necesito descansar para seguir», debemos dárselo a él y a nosotros mismos….

Probablemente no sólo nos hemos sentido encadenados por nuestras preocupaciones o incluso por nosotros mismos, si no también arrastrados por una fuerza mayor externa a nosotros, que a veces siendo de un tamaño menor que el nuestro nos puede, nos arrastra, nos derrota, nos deja en «game over», y todo por el cansancio acumulado, por no hacer caso a nuestro compañero de guerra, a nuestro estrés que cuando nos decía: «Para, descansa, esas fuerzas las necesitarás para después», nos ocurre esto, que ante una fuerza mínima, no conseguimos combatirla.

                ¿De verdad piensas que el estrés es el enemigo? ¿O eres tú mismo quien ataca?

Retomando el tema anterior, en muchas ocasiones nos hemos sentido combatientes de guerra, sintiendo y pensando que actuábamos solos en dicha situación, pero a veces, nosotros nos hemos convertido en el barco que arrastra a personas que nos quieren, que están unidos a nosotros, nunca estamos solos, el mundo no ha ido evolucionando por una cosa sola, si no por multitud de factores que han ido relacionándose, nosotros somos factores de este mundo, está bien luchar por aquello que nos importa, una meta, nuestro bienestar, lo que sea artefiliáticos, pero debemos tener presente que en la guerra a veces no todo vale, debemos tener presentes a quienes tenemos detrás, que factores dependen de nosotros, y evitar que éstos sufran consecuencias que nosotros mismos provocaremos.

Muchas veces, tras dichas consecuencias creadas por nosotros mismos hacia los demás, provocan a su vez consecuencias hacia nuestra propia persona, aumentando así nuestro cansancio y volvemos a recuperar nuestra máscara aun a sabiendas que ese gesto no soluciona nada, solo tapa, cubre, pero nuestro cansancio va por dentro, si usamos la máscara como un período temporal de descanso, quizá no es del todo incorrecto, aunque debemos tener presente que cada uno es un mundo, pero el problema surge cuando empleamos dicha máscara como método de «solución» de nuestros problemas, sin saber que estamos cargándonos con otro error y por consiguiente de más cansancio….

Es justo en ese instante cuando sentimos la gran necesidad de encontrarnos a nosotros mismos, quitarnos la máscara pero pedir a gritos que no haya nadie alrededor para presenciar nuestros gestos de agotamiento, de no poder más, pero es entonces cuando sin esperarlo puede aparecer algo o alguien que te va demostrando que no está mal ir mostrando nuestras preocupaciones poco a poco, conforme nos vayamos sintiendo preparados, debemos recordar que hemos llevado mucho tiempo callados o gritando en silencio, y ese tiempo debemos ir recuperándolo poco a poco, lo que no hablamos en su momento, debemos hacerlo ahora, con calma, despacio, correr nos agotaría también.

Y será entonces cuando poco a poco iremos abriendo la puerta de nuestra jaula….

…. y rompiendo nuestras cadenas….

La cosa no queda aquí artefiliáticos, me encantaría daros un consejo, algo que me encantaría compartir con cada uno de vosotros, prueba un día el hacer una obra con arcilla, no es necesario que sea algo muy elaborado, con algo abstracto es suficiente, algo que refleje tu preocupación actual, la que te está atando y encerrando, déjala en un lugar, el que tú quieras y ves observando lo que pasa día a día, ten paciencia…. pero ves fijándote en los detalles, que eso que le está pasando a tu obra artística es lo que le estará pasando a tu preocupación….

Ahora sí que sí….

Hasta luego avión del miedo.

Etiquetas: Sin etiquetas

Leave A Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Diario de una Terapeuta.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Hostalia que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.