picture-230023.jpg

Sentimientos de naufragio

¡¡Hola artefiliáticos!!
Estamos de nuevo por aquí, hoy nos gustaría hablar con vosotros el mismo tema que tanto tiempo llevamos trabajando, como ya sabéis, intentamos trabajar los aspectos vitales mediante metáforas, que nos ayuden a comprendernos mejor a nosotros mismos y así, poder realizar cambios que nos ayuden en nuestro progreso y evolución humana. Por ello, sin más dilación, empecemos =)
Vamos a imaginar por unos instantes, que estamos remando nuestra barca, siendo ésta última nuestra vida, nuestros recuerdos y nuestros deseos futuros. Nuestra barca es aquello que pensamos, aquello que sentimos y el como actuamos, en fin, cada uno de nosotros, por lo que, no hay dos barcas iguales y una misma barca al día siguiente es distinta al día anterior. 
Hay una cosa en la que coinciden todas las barcas de cada uno de nosotros, y es que sabemos que ésta puede padecer contratiempos, golpes, suaves o fuertes, roturas, arañazos, degradación… en fin, una infinidad de cosas que todos nosotros conocemos.
En otras ocasiones, nuestra barca/barco, puede pasar por momentos de tormenta, aquella tormenta que al leer estas líneas sabemos e identificamos aquello que puede desestabilizar la integridad estructural de nuestra barca, en nuestro caso nuestra vida, hay situaciones, momentos y experiencias que nos abruman en mayor medida provocando a veces, sentimientos de naufragio.
A veces, en función de la dureza de nuestra barca, ésta se ve rasguñada, golpeada o incluso destrozada nuestra integridad física y emocional, de tal modo que sentimos que hemos naufragado en este momento vital nuestro, que nuestras fuerzas se han visto eliminadas o incluso anuladas, de tal modo que hemos perdido el rumbo y nos sentimos paralizados en nuestra vida.
Ese sentimiento de parálisis, nos provoca que por la perdida y rotura de nuestra barca, hemos extraviado los remos de ésta, llegando a un punto en el que nos hallamos estancados en nuestra propia realidad, aquella situación en la que nosotros mismos nos preguntamos: «¿Y ahora qué?», «No sé que hacer», «¿Qué hago ahora?», «¿Podré salir de esta situación?», «¿Estaré toda mi vida estancada?». Desconozco vuestra situación artefiliáticos, y como ya sabéis, mis entradas son opiniones y sentimientos que yo misma siento, pero estoy segura, que más de uno de vosotros, quizá la mayor parte, reconoce estos pensamientos vinculados a cada uno de sus sentimientos.
Teniendo presente esos pensamientos, en muchas ocasiones, nos sentimos abrumados, perdidos, asustados, impactados… de tal manera que en más de una ocasión, en nuestra cabeza ha pasado ese pensamiento tan recurrente de abandono por cada una de nuestras mentes, el querer tirar la toalla, el permanecer en nuestro «estancamiento», que es esa isla desierta que por más que queramos salir y no hayan vallas alrededor de la orilla, algo nos impide salir de esta etapa.
Algunas personas, se atreven a pedir ayuda, porque creen que la necesitan realmente para actuar de forma proactiva con dicha situación tan abrumadora, otras utilizan esta llamada de socorro para seguir alimentando su fe para mantener de una determinada u otra el alma en vida, otras sin embargo están pidiendo ayuda aún sin saber, sin ser conscientes que lo están haciendo. Todas estas opciones y alternativas, que seguro que me dejo muchas más sin nombrar, son totalmente válidas siempre y cuando tú, seas el responsable de hacer que así lo sean para tu situación actual.
En muchas ocasiones, cuando estamos en esta situación, tendemos a valorar cosas que antes no lo hacíamos o pasábamos por alto, otras sin embargo restamos importancia a aquellas cosas que sentíamos que sin ellas no podríamos seguir con nuestra vida, pero lo que sabemos ahora es que para reconstruir esa barca, son cosas totalmente innecesarias para dicho fin.
Es importante saber, que carecemos de control externo de las cosas que sucedan a nuestro alrededor, no podemos controlar que vengan días soleados o días tormentosos, de igual manera que no podemos controlar que las malas experiencias ocurran o se desvanezcan antes de llegar a nuestra barca, por lo que, lo único que está en nuestra mano, es conseguir «renacer» tras el naufragio, adaptarnos a esa nueva situación, para poder llevarla lo mejor posible, cada uno conocerá sus estrategias, métodos y técnicas más efectivas para conseguir sobrevivir de esa situación y sobre todo, aprender de ella, porque en ese instante, no será un naufragio, si no un viaje.
Cuando hayamos recibido la tormenta, hayamos pedido ayuda y hayamos organizado nuestras posibilidades, quizá en ese instante, es el momento idóneo para luchar contra dicha situación, enfrentarnos a ella con la opción que consideremos que será más efectiva para dejar de ser náufragos y así, reconstruir nuestra barca y sus mandos para tener de nuevo nuestro rumbo.
De todos modos, no debemos olvidar, que en ocasiones esas primeras opciones no son las más acertadas, quizá hayamos tenido suerte y consigamos desde un primer momento retomar el rumbo de nuestra barca vital, otras sin embargo, nuestra segunda barca, nuestra segunda oportunidad se ve afectada de nuevo por otra tormenta. En ocasiones, no se debe a que nuestra segunda opción sea la incorrecta o no sea válida, si no porque nuestra barca ha adquirido un cumulo de tormentas y ante un mínimo revés, se ve derrumbada de nuevo, otras, podría haber sido una magnífica opción para otra situación similar o totalmente diferente, la respuesta solamente la sabes tú artefiliático.
Aunque en esta segunda alternativa tengamos otro «tropiezo», no partimos de cero, hemos aprendido mucho durante nuestra etapa de naufragio y dichos conocimientos nos aportarán la suficiente experiencia para empezar con otra opción, una tercera, cuarta, quinta, las veces que sean necesarias, pero llegará el momento, que consigamos la opción más válida y correcta para nuestra situación vital actual.
 Por lo que, es importante tener presente, que del mismo modo que no podemos controlar las experiencias «negativas» vitales que nos presente el océano, tampoco podemos controlar los aprendizajes o las no enseñanzas que éste mismo nos aporta, como os decía al inicio de la entrada, el mar no es el mismo mar ayer u hoy, del mismo modo ocurre con nuestra barca y la marea. Quizá hoy la marea, el océano o la vida no nos aporte nada bueno, pero quizá mañana, pasado o al otro, la marea nos regale algo, nos enseñe un pequeño aprendizaje que sea la pieza que nos faltaba para conseguir esa opción válida. 

 Por ello, te entiendo artefiliático, entiendo que esas opciones te dañen, te lastimen, te agoten y en muchas ocasiones por tu vida de naufrago, te ahoguen, yo no vengo a decirte que la vida es sencilla, fácil o que a partir de mañana todo cambie, del mismo modo tampoco vengo a decirte que con solo tus técnicas actuales tu vida cambie por completo y las situaciones «negativas» se eliminen para siempre de tu vida. Vengo a decirte que ante esas emociones, situaciones y contextos, sigas respirando, sigas creyendo en ti y en todo lo que hagas, porque al igual que ni tu ni yo sabemos con certeza lo que nos esperará mañana, lo que si sé con seguridad, que la marea nos traerá, regalará algo que nos ayude a ser mejor personas, no sólo con el resto, si no también con nosotros mismos, que falta, NOS HACE. 

 Por ello, quizá un día el que nosotros decidamos o el que el océano nos permita, cambiemos nuestra perspectiva de las cosas que nos aporta la marea, porque el simple hecho de que no llegue nada, no es malo o erróneo, a veces, según nuestra visión, aquello es el mayor aprendizaje de nuestra tormenta previamente vivida. Todo depende de ti artefiliático y como mires las situaciones que te vengan sin tú poder controlarlas.

Hasta luego avión del miedo

dandelion-698673-Copy.jpg

«Trabajar» para conseguir un sueño

¡Hola artefiliáticos!

Ya estamos por aquí de vuelta, os pedimos disculpas por todo este tiempo estando ausentes, pero os informábamos que la espera en algunas ocasiones merece la pena, siempre y cuando la meta así lo sea, y esperamos que con esta nueva entrada os ayude en la medida de lo posible en ese campo tan complejo como son los deseos, tan abstractos pero a la vez tan sencillos. Recordad que somos de contrastes. ¿Estáis listos?, pues manos a la obra.

Si recordáis en entradas previas, las primeras imágenes de los posts son cruciales para el desarrollo de la entrada, en nuestro caso emplearemos la metáfora del diente de león, la razón es muy sencilla, muchos de nosotros nos dirigíamos a los campos para «agarrar» esas pequeñas «esferas» que con sólo cogerlas se iban desvaneciendo, perdiendo las pequeñas estructuras que crean la gran estructura, todo por tenerlo entre nuestros dedos, pedir un deseo hacia nuestros adentros y sacarlo hacia afuera con un soplido, con el deseo (valga la redundancia), que nuestro deseo inicial se haga realidad.

Retomando lo dicho previamente, quisiera hacer un inciso en esta entrada, como os comentaba anteriormente, aunque el diente de león se empiece a desvanecer cuando lo arrancamos, seguimos teniendo la esperanza de que a pesar de esas pérdidas, nuestros sueños aún pueden hacerse realidad, nos pasa de forma consciente o de forma inconsciente, pero lo importante, es que a pesar de los daños, de los golpes o de las pérdidas, seguimos manteniendo la esperanza, seguimos luchando, «trabajando» por conseguir aquello que realmente queremos conseguir y disfrutar a pesar de las adversidades.

Por lo que, el primer paso para conseguir un sueño, es saber lo que queremos conseguir, es decir, concretarlo y a partir de ahí debemos operativizar los pasos que debemos realizar para conseguirlo, siempre bajo la influencia de nuestra esencia esperanzadora. Para la definición de los pasos, tuve una idea un tanto metafórica que me gustaría compartir con vosotros.

La mayoría de nosotros alguna vez en nuestra vida hemos usado alguna hucha para ir ahorrando poco a poco, consiguiendo de este modo la acumulación de la suficiente cantidad monetaria para conseguir algo que previamente queríamos conseguir (a veces no, a veces ahorras para tener algo que no planeabas, pero debido al trabajo del ahorro podemos conseguir aquello que se nos ha presentado de manera imprevista). 
Ese funcionamiento me llevó a pensar la siguiente idea: El mecanismo al fin y al cabo es el mismo, el del ahorro y el ir trabajando con pequeños pasos para conseguir aquel sueño/deseo que queremos conseguir, la única diferencia es que en el ahorro, los pequeños pasos son monedas/billetes que se van acumulando poco a poco para que cuando esa hucha se llene, podamos comprar aquello que queremos conseguir.

Por tanto, siguiendo con esta metáfora, el recipiente que empleamos como hucha sería nuestra vida, el mensaje que ponemos en el exterior del recipiente es el sueño definido que queremos conseguir y en vez de introducir monedas, introducimos trozos de papel que reflejen los primeros pasos que debemos llevar a cabo para conseguir ese gran sueño, por lo que, definimos los pequeños pasos de uno en uno, y cuando hayamos conseguido uno de ellos, lo introducimos dentro de esa hucha.

Todo lo dicho durante esta entrada teóricamente parece algo bonito, una preciosa metáfora, pero os confieso y me dirijo a vosotros más de «tú a tú», que quería compartir con vosotros esta idea porque en muchas ocasiones sabemos con total certeza aquello que queremos conseguir, pero no sabemos como hacerlo, e intentamos conseguir ese gran sueño en un sólo paso, promoviendo así sentimientos de frustración y en algunas ocasiones «deseos» de abandono. Personalmente, el método de los pequeños pasos, simplifica el camino para llegar a nuestra meta, además de ir fortaleciéndonos y reforzándonos el hecho de ir consiguiendo pequeños objetivos y superando pequeños retos.

También, soy de las que opinan, que el hecho de ir viendo esa «hucha» llenarse de los pequeños pasos conseguidos, motivan y alientan a cada uno de nosotros y nos recuerda por lo que estamos luchando por si en algún momento tenemos alguna recaída y deseamos cortarnos las alas, evitándonos nosotros mismos echar el vuelo.
En entradas posteriores, os comentaba que una de las características/propiedades del arte, es la permanencia de la obra, en pocas palabras, el arte no es sólo decoración, ponerlo en un sitio y ya está, cuando adquiere connotaciones terapéuticas, podemos echar la vista atrás observando aquello que estamos creando, saber de donde venimos y hacia donde vamos, recordando quienes somos y que queremos en nuestra vida. Algo importante, creo.

Muchas huchas tienen llave o una especie de tapón, para abrirla cuando hayamos obtenido todo el dinero necesario para comprar aquello que queremos conseguir, por lo que, es importante no perder esa llave o romper ese tapón que nos impida acceder a nuestros sueños, por lo que retomando la metáfora y lo que hemos dicho previamente, dicha llave somos nosotros, nosotros mismos tenemos esa capacidad de decidir si somos obstáculos o facilitadores con respecto a nuestras metas. Es importante tenerlo en cuenta porque de nada sirve que la hucha la tengamos llena si no podemos abrirla.

Esperamos que la espera haya valido la pena, vosotros sois los jueces. No olvidéis de donde venís y a donde queréis llegar y si esta pequeña entrada )mostrando un nuevo método para conseguir nuestras metas), os aporta un pequeño grano de arena en vuestras vidas, estaremos más que satisfechos.

Hasta luego avión del miedo

13615148_597968350362369_5319197465157809148_n.jpg

Correr en libertad

¡¡¡Hola artefiliáticos!!!

Aquí estamos de nuevo con los dibujos…. esta entrada va dirigida a alguien especial, una valiosa mujer llamada Pili, pues bien, a ella le gustan los caballos por la misma razón que a mí, reflejan libertad, valentía, hermosura y nobleza, pues bien, vamos a profundizar más todavía en el tema.
Como bien sabemos, los miedos nos aprisionan, nos ahogan, nos atan y nos encadenan, términos contrarios a la libertad, al aire fresco, a la relajación también incluso, por ello, muchos de nosotros quizá deseamos y anhelamos tanto nuestra propia excarcelación de nuestra condena, nuestras propias barreras que nosotros mismos nos plantamos en el camino, las piedras, los obstáculos, los troncos…. en fin, materiales, objetos y cosas que deben ser pasados y sobretodo, salir bien de estos acontecimientos.
Probablemente, en contadas ocasiones no encontremos la salida, no encontremos la puerta abierta o la ventana que nos ayude a respirar ese aire fresco que tanto anhelamos, Pili es una mujer que sabe perfectamente de que estamos hablando, en mi caso, miedos existentes hacia mi futuro más cercano o más lejano en función de la perspectiva que yo quiera tomar respecto a los acontecimientos que están presentes en la actualidad de mi vida.
Retomando la idea previa, me encanta dibujar caballos por esa misma razón, el simple hecho de dibujarlos me liberan, no es mentira, es una realidad, probarlo, probar a dibujar aquello que os libera, mi elemento ya lo conocéis, pero el vuestro, es sólo vuestro, lo único que debéis hacer es escuchar a vuestro corazón, a vuestra mente y a vuestros sentimientos para lograr agarrar dicho elemento que es contrario a nuestro miedo, para algunos quizá es una cometa, para otros unas alas, para otros incluso puede llegar a ser una pelota de playa, en fin, lo importante no es el elemento en sí, si no el significado que le aportemos a este elemento que de una manera u otra nos aporta ciertas dosis de libertad y desasosiego hacia nuestra integridad psicológica y emocional.
Como os decía en unas entradas previas, el arte tiene una característica que quizá algunos de nosotros pasamos por alto, es la «permanencia de la obra», es decir, lo que realizamos de manera artística, queda en algún lugar, pudiendo volver atrás para observar dichas obras y sacar conclusiones personales, yo, comparo dicho dibujo con los previos de caballos que he realizado, y en este hago el caballo más robusto, más salvaje, más decidido, porque aunque todavía mis miedos me aten y me controlen en contadas ocasiones, mi actitud va cambiando, mi perspectiva hacia la vida también y por tanto mi manera de enfrentarme a ella, tengo mayor decisión de fortaleza de conseguir aquello que quiero conseguir, vencer mis miedos, vivir con mayor disfrute y satisfacción mi día a día, no es fácil, yo todavía no lo he conseguido, pero lo voy a lograr, veo avances, y los veo porque gracias a mis dibujos consigo reflejarlo y revisarlos, ¿te das cuenta?, ¿por qué no pruebas a hacerlo tú también?.
Gracias Pili, por todo lo que has hecho sin esperar nada a cambio, gracias por todo aquello que vas a hacer por nosotros y por mí, gracias por aparecer en un momento clave de mi vida, y también por permanecer en ella, no cambies, vales mucho, gracias por tu templanza, nobleza, humildad y perseverancia para aconsejarme y apoyarme en un momento no sólo difícil para mí, si no para todos, gracias porque a pesar de ello, sacas fuerza para tensar tu cuerda que está unida a mí, gracias por ser quien eres y también por no ser como no deber de ser, gracias por apoyar y por dejarte apoyar, gracias por existir.
Hasta luego avión del miedo
Como-pedir-un-deseo-a-una-estrella-fugaz.jpg

Deseos fugaces…..

¡¡Hola artefiliáticos!!, hacia tiempo que no escribía, pero nunca es tarde…. hoy me he inspirado en los deseos y las estrellas fugaces, probablemente muchos de nosotros hemos escuchado eso de: «¡Mira!, ¡una estrella fugaz!, pide un deseo….», pues ahí tenéis mi inspiración…. comencemos….
Estos fenómenos no suelen ocurrir de manera rutinaria, es decir, todos los días, o por lo menos yo lo he vivido así, recordaros que es un blog y es mera opinión personal. No sólo me estoy refiriendo al fenómeno de las estrellas fugaces, si no, que en muy pocas ocasiones se nos ha planteado el siguiente problema: «Pide un deseo»
Algunos de nosotros, o quizá todos, no lo sé, cuando alguien nos dice esa frase, nos quedamos unos segundos pensando que deseo queremos, que es lo que queremos pedir, que queremos conseguir. Es difícil acotar y definir una meta y más si consideramos que es una meta de tipo existencial, es decir, un deseo relacionado con la vida, qué queremos conseguir con ella, o en ella más bien…
Cuando conseguimos acotar el deseo, se lo pedimos a esa estrella fugaz, que «gracias» por aparecer, podemos pedir un deseo, aquí quisiera hacer una crítica, desear debemos hacerlo siempre, debemos plantearnos metas constantemente sin necesidad de que un elemento, ya no sólo me refiero a las estrellas fugaces, nos den «el derecho» de poder pedir un deseo, no debemos permitir….
…. que nuestros sueños o deseos estén dentro de un frasco de cristal, que los podemos ver pero no alcanzar, probablemente en algunas ocasiones este frasco sea completamente opaco, negro, oscuro, que ni siquiera podamos ver lo que está dentro.
Por ello, debemos dejar que nuestros deseos vuelen, que estén en libertad, sin restricciones, sin miedos ni ataduras, que recorran mundos, planetas, galaxias, el tope de tu deseo está donde tú decidas ponerlo, y cuanto más lejos éste se ponga y sabemos que es alcanzable, más satisfacción obtendremos después, más conseguiremos de nosotros mismos, metas más ambiciosas pero alcanzables tendremos en nuestro bolsillo.

En muchas ocasiones, también habremos escuchado eso de: «De ilusiones se vive…», pues si artefiliáticos, yo lo creo así, sin ilusión no hay creatividad y por tanto no hay sueños, deseos, metas, algo que nos ilusiona es algo que queremos conseguir, sin metas propuestas no estamos viviendo una vida plena, íntegra y satisfactoria, gracias a las metas y a los deseos crecemos, avanzamos, evolucionamos, en fin, el camino se hizo al andar o al menos eso he escuchado….

Nunca debemos olvidar nuestra faceta de niños, todos nosotros hemos pasado por esta etapa y sabemos que no nos poníamos límites, si nos apetecía llenarnos de barro lo hacíamos, si queríamos jugar, nos acercábamos a alguien y le preguntábamos: «¿Quieres jugar conmigo?, ¿Quieres ser mi amigo?», o incluso cuando alguien nos gustaba:»¿Quieres salir conmigo?», o sin preguntar a veces, le cogíamos de la mano y ya está, sin temor a ser rechazados, sin miedos a sufrir después de agarrar la mano de alguien, solamente veíamos algo que queríamos e íbamos a por ello, acción reacción, lo veo, lo quiero, LO DESEO, y VOY A CONSEGUIRLO

Quizá no os hayáis percatado de un pequeño detalle en el párrafo anterior, no sólo basta con observar la estrella fugaz y pedir el deseo y esperar a que éste se cumpla por si sólo, debemos actuar, debemos ir a por ello. Retomando el ejemplo de la niña que le gusta un niño, ve que le gusta, desea estar con esa persona y actúa cogiéndole de la mano, de nuevo, sin miedos….

Ahí tenemos las dos caras de la misma moneda, el pedir el deseo, saber cual es nuestra meta y las sensaciones que de sólo imaginarla nos provoca en nuestro ser más profundo, satisfacción, felicidad, descanso, relajación, compromiso… en fin, cada uno de vosotros en función de vuestra meta, experimentáis unas sensaciones u otras. Por otro lado, tenemos la parte del comportamiento, es decir, de la actuación, de nuestros esfuerzos por conseguir aquel deseo que por fin hemos podido definir
Las estrellas fugaces son temporales, se ven, pero desaparecen en un período de tiempo determinado, no basta con sólo pedir el deseo, porque entonces, nuestra meta se perderá y jamás podremos conseguirla.

 

 Ese esfuerzo debe estar alentado por nuestro «polvo de hadas», por nuestra ilusión infantil que tenemos en algún rincón de nosotros mismos, debemos superar barreras y quizá la más complicada es la de nosotros mismos, la que nosotros mismos nos creamos, nosotros mismos como ya os he dicho anteriormente nos ponemos los límites, acotamos nuestro deseo y nuestra ilusión, probablemente los grandes genios de la historia, los grandes creadores no se ponían límites a gran escala, o ¿pensáis que Da Vinci se puso límites cuando deseó crear un helicóptero?

Por ello es importante no sólo mantener nuestra ilusión de niños, si no sacar de dentro todo el coraje, valentía y fortaleza para luchar y combatir por aquello que creemos que es importante para nosotros, no sólo nos debemos quedar en la infancia aunque sea importante recordarla, debemos evolucionar y luchar como adultos, teniendo el arma letal de la ilusión sin límites de un niño.

 Hasta luego avión del miedo

patito-feo-cuento-600x408.jpg

Como un patito feo…acoso escolar y violencia de género…

¡¡Hola artefiliáticos!!

Ni en vacaciones desconecto del blog…. bueno, con la entrada de hoy me he inspirado en el cuento del patito feo, que seguro que la mayoría de nosotros conocemos de que se trata. Probablemente, una gran parte de nosotros nos hemos sentido así, como fuera de lugar, que no encajamos en el lugar donde nos encontramos, nos sentimos discriminados, apartados, diferentes, en fin, sensaciones con diferentes connotaciones que no son agradables y cómodas precisamente, pero suelen estar a pie del día, llegando por desgracia a ser sensaciones rutinarias en nuestras vidas.

En contadas ocasiones nos hemos sentido tan fuera de lugar que hemos decidido aislarnos en nosotros mismos, refugiarnos en nuestra propia persona, debido a que creemos y pensamos que es la única que nos comprende, la única que no nos hará daño, pasando por alto que a veces, nosotros, los seres humanos nos convertimos en nuestros propios enemigos. A veces pensamos que la soledad es necesaria, y quizá lo sea, siempre y cuando no nos hunda más, siempre y cuando sea constructiva, productiva, abriendo un rincón y un intervalo de tiempo de reflexión respecto a las cosas que dependen de nosotros y de las que no dependen, un paréntesis, un «click» en nuestra vida para decirnos: «¡Oye!, las cosas no están funcionando bien, para, piensa y reflexiona que podemos hacer ahora respecto a esta situación que nos ahoga».

Quizá, algunos de nosotros conocemos casos de acoso, laboral, escolar etc, por desgracia hay de diferentes tipos presentando consecuencias realmente similares en terminología, pero en función de la persona la intensidad varía, me gustaría en esta entrada centrarme en el acoso/maltrato escolar porque es el que conozco y quizá en el que mejor me pueda defender a la hora de enfrentarme a esta entrada, que sí artefiliáticos, sigo teniendo las mismas sensaciones respecto al folio en blanco y la tapadera de la presentación de mi plato creativo.

Muchas de las personas que han y hemos padecido esta situación poco agradable y cómoda, nos hemos sentido pequeños, distintos, diferentes, en fin, fuera de lugar, intentando encajar una pieza de puzzle que no es propia de ese puzzle que estamos intentando montar. No sólo nos hemos sentido así en presencia de los estímulos que nos provocan respuestas de sufrimiento, dolor y miedo, si no también cuando estos estímulos no están presentes, no hablo de horas, si no quizá también de meses y años, un claro ejemplo sería el caso de una mujer maltratada físicamente por su marido (o al revés que también hay casos) y que la sentencia judicial de éste haya sido X tiempo en el centro penitenciario correspondiente, a pesar de ello, y de no estar presente el estímulo, la mujer sale por la calle con las mismas respuestas de miedo, huida, sufrimiento e inhibición que ante la presencia de su marido y quizá esa sea una de las peores consecuencias de dichas situaciones, quiero recordar que hablo desde la opinión personal, puede que esté equivocada en algunas cosas que digo.

Ante estas cosas, situaciones y emociones pasadas tendemos a revisar el pasado con tristeza, dando la espalda al presente y al futuro que está por venir, nos quedamos anclados en ese puerto pasado, donde ya hemos realizado nuestro cometido, donde ya ha acabado nuestra misión, no podemos hacer más nada porque hemos hecho todo lo que está en nuestras manos en ese instante pasado, no lo podemos cambiar, porque ya hemos hecho todo lo que teníamos que hacer en su momento, que es vivir esa experiencia, ahora nos toca actuar en las emociones y sentimientos que actualmente nos afloran debido a esas sensaciones, las dificultades actuales que presentamos y sentimos respecto a nuestro pasado, en eso si podemos actuar, en nosotros mismos, pero es algo difícil y complicado, sólo lo sabemos nosotros, la solución está en nosotros, pero no sabemos donde y como empezar a buscarla.

Ante estas complicaciones y dificultades encontradas, en algunas ocasiones muchas personas y quizá algunos de nosotros, hemos pensado en el abandono, la evasión, huir del problema, de nuestro pasado, pero caemos en el error que podemos conseguirlo, vive con nosotros, está inmerso en nosotros, y huir de nuestro pasado es huir de nosotros mismos ¿y qué es lo que está en nosotros?, la solución a dicho problema….

Es complicado como ya os he mencionado anteriormente, pero huir y lamentarse son billetes de tren y autobús que nos alejan de nuestro destino, es complicado el cambio de perspectiva, el alzar el pecho y los hombros mirando hacia el frente, hacia el presente con visión de futuro, es complicado cuando llevamos tiempo mirando hacia atrás, recordando nuestras heridas del maltrato y del acoso, mirando hacia atrás la mujer maltratada por si aparece su marido, el estímulo aversivo que le provoca una respuesta de huida, sufrimiento y miedo, o en algunos casos inhibición y bloqueo.

Es interesante y relevante compartir nuestras experiencias, nuestras emociones y nuestros miedos por más que cueste, no con cualquiera porque pueden llegar a ser situaciones realmente intimas, y hay cosas que cada uno de nosotros sabe que deben permanecer por ahora con nosotros mismos, nosotros conocemos las razones objetivas del motivo de que algunas situaciones si deben ser compartidas y otras no. Cuando conseguimos expulsar nuestro pasado, poco a poco, nos duele porque empezamos ya a ver el presente de frente, no le damos la espalda, los cambios a veces son dolorosos, pero a veces ese giro nos permite contemplar un paisaje realmente hermoso, no es lo mismo ver una puesta de sol de espaldas, que de frente, y esas sensaciones pueden llegar a ser generalizables en este tipo de perspectivas.

Nuestro sueño es encontrar nuestro lugar, sentirnos igual que el resto, no fuera de lugar, encajar, no sentirnos discriminados, pensamos que el sentirnos bien está relacionado con las personas que consideramos que son iguales a nosotros, en ocasiones, eso no es así, podemos sentirnos bien con las personas que nos han hecho sentir diferentes, que no encajábamos, todo porque nosotros mismos hemos conseguido el cambio de sentirnos igual a pesar de que el entorno sea diferente o por lo menos así lo pensamos nosotros.

Anhelamos una situación de armonía con nosotros, en el que los miedos, las emociones, los deseos vivan en convivencia, son diferentes, o por lo menos en la mayoría de las veces el deseo y el miedo son así, diferentes, a veces coinciden, pero pensemos que no, no son iguales, y sin embargo pueden llegar a convivir, porque lo que dependía de nosotros, lo hemos conseguido, una paz interna.

Y será entonces cuando hayamos conseguido nuestra paz interna cuando realmente consigamos ser diferentes y no nos duela, no nos sintamos fuera de lugar, si no que a pesar de ser así, encajamos con el resto, encajamos con nuestra vida, sintiendo emociones y sensaciones de armonía entre nuestro corazón y nuestro entorno.
Hasta luego avión del miedo
soldados-profesionales.jpg

Un soldado apellidado miedo

¡¡Hola artefiliáticos!!, hoy quiero hacer una entrada algo diferente, con alguna similitud que el resto pero con una connotación distinta bastante sencilla y simple. Quería compartir con vosotros que esta noche he tenido un sueño que me ha dado mucho que pensar… 
He soñado que todo un ejército venía a atacarme, iban bien armados, en una correcta formación, se les veía de lejos que se acercaban seguros, con una estrategia clara bajo el brazo, en su posesión tenían una gran multitud y variedad de armas, pequeñas, grandes, tierra, aire… 
Yo quería defenderme, quería atacar, la voluntad la tenía, no me importaba enfrentarme a todo el ejército que acudía hacia a mí, soy fuerte y nadie iba a venir a «achantarme», pero no sabía como, eso es lo que más me ha sorprendido, quería enfrentarme a algo que yo consideraba grande y que así a priori iba a poder conmigo, más vale morir de pie que arrodillado, prefiero morir por valiente que vivir por cobarde, pero no sabía, no tenía estrategia, no tenía técnica, no tenía recursos, en este caso armas, no sabía que hacer…. me bloqueé en el sueño, a la espera del ataque a pesar de que quisiera enfrentarme a todos ellos….

Fue entonces cuando aprendí y recapacité en que dicho ejército que quería atacarme de mil maneras y con una estrategia clara, reflejaba el simbolismo de mis miedos, quiero enfrentarme a pesar de que me duela el combate, pero no sé como hacerlo.
En mi caso y quizá en alguno de vosotros que esté pasando por una situación complicada, sentimos que estamos en una guerra constante, luchando contra alguien, contra una situación que nos daña, contra un miedo o quizá la típica guerra entre «corazón y cabeza», que la mayoría sabemos a que nos podemos referir. Sabemos que en una situación de guerra no hay vencedores o perdedores de manera absoluta, todos perdemos algo, todos padecemos, todos sufrimos, en mayor o menor medida pero eso es lo que nos ocurre….
Si que es cierto que cuando la guerra pasa, nos sentimos relajados, pero jamás como antes de la guerra, tenemos heridas, tenemos secuelas, habrá pasado la guerra sí, pero ahora nos enfrentamos a la más complicada de todas, la que el enemigo y el aliado es el mismo, nosotros mismos.
Siempre pensamos que el miedo viene a dañarnos, a atacarnos, nos sentimos en su punto de mira, en la línea de fuego y lo peor de todo que no sabemos donde escondernos, porque siempre nos encuentra, vive con nosotros, queremos combatir, pero a veces no sabemos donde se encuentra, no sabemos cuando va a salir, cuando nos va a atacar o a dar un aviso de que está cerca, que ojo, quizá el aviso no sea malo… quizá nos avisa para que cambiemos de dirección, porque al otro lado nos espera algo peor…
Con los miedos nos sentimos desbordados, atacados por todos lados, desde todos los ángulos, y de mil maneras, siempre imaginando y pensando que estos golpes, disparos van a ser realmente dolorosos, tanto que no sabemos si vamos a salir del combate, no sabemos si nos vamos a quedar ahí, solos, en soledad, mientras todo lo demás adquiere la misma tendencia que nosotros mismos, siempre tememos que el miedo nos pueda, porque lo interpretamos como un cruel combatiente enemigo
Lo peor de los miedos, es que nos bloquean de tal manera que aunque queramos «vigilar» y estar en «alerta», sabemos con certeza que aunque estemos en guardia y logremos identificar al enemigo, es decir el miedo, no sabemos que va a pasar, como debemos actuar, quizá sólo mirar, observar, aprender de los movimientos de éste, de su táctica, técnica, hacia donde va, de donde viene, para lograr datos relevantes que en otro encuentro nos permitan empezar y comenzar a realizar alguna estrategia que nos otorgue la posibilidad de avanzar, aunque sea mínima, pero será bienvenida.
Las guerras, las batallas, los combates contra los miedos siempre suelen venir acompañados de cansancio, agotamiento, de sensaciones mínimas de fuerza y valentía, que aunque queramos seguir luchando, enfrentarnos al enemigo, no podemos…. nos bloqueamos, necesitamos parar, descansar, y suplicar que en estos momentos no aparezca el enemigo, porque sabemos con certeza que poco podemos hacer y probablemente salgamos bastante afectados de esta batalla.
Que curioso, lo mismo que me ha pasado en mi sueño….
Siempre en las batallas que consideramos importantes nos afectan de una manera distinta, más dolora, más invasora en nuestras emociones, tanto que a veces empezamos a sentir sensaciones propias de la rendición, del abandono, pero a veces esas mismas sensaciones de abandono nos impulsen el día de mañana a combatir en la próxima batalla con mayor fuerza, inteligencia y voluntad, porque hemos cambiado la interpretación de dichos hechos de motivo de rendición a motivo de venganza.
Algunos de nosotros en este tipo de batallas sufrimos de manera desmesurada, padecemos, lloramos, nos sentimos realmente perdidos y rendidos, no podemos más, el miedo, el ejército nos puede, la guerra nos come, nos abruma, nos vence…. 
Quizá el problema, el error está en interpretar dicho ejército que nos viene de frente como un grupo, un equipo que viene a atacarnos, quizá no sea así…
…. quizá no sea así, debemos recordar siempre que son interpretaciones subjetivas, vemos el hecho y lo interpretamos como algo que nos va a atacar, quizá porque debido a nuestras experiencias previas siempre que hemos visto que un ejército, nuestra guerra se acerca, es para atacarnos y hacernos daño, pero quizá esta vez sólo venía a acogernos, a darnos la mano, a decirnos, estamos aquí para servirte, para defenderte, para protegerte
A veces los miedos nos dañan, pero otras aparecen para enseñarnos experiencias, facetas de la vida, perspectivas distintas ante éste, otras aparecen de tal manera para darnos un mensaje en cubierto de decir: «Sé que te hago daño, y quiero dejar de hacerlo, por eso aparezco, quiero irme, no quiero seguir luchando, no quiero seguir en guerra contigo, por eso aparezco para que me quites de tu vida ya, necesito que hagas algo, yo estoy en base  las ordenes de tus emociones, ellas me piden que te ataque o por lo menos así lo interpretas, no quiero hacerlo, debo hacerlo porque son ordenes, pero te pido de manera en cubierta que pares esta guerra entre nosotros, necesito que tú hagas algo porque yo no puedo, estoy sujeto a ordenes y debo cumplirlas»
Es díficil, pero el miedo a veces, no es nuestro enemigo, es un aliado que al inicio nos ataca porque está sujeto a ordenes, pero en el fondo nos alienta, nos da recursos, opciones, alternativas de combate, nos enseña, nos hace más expertos en esto, pero debemos aprender a escucharle, no juzgarle, no rechazarle, no atacarle, dejar que entre, abrazarle, y decirle el por qué aparece, que nos quiere decir, que lo haga, lo haremos y será entonces cuando éste se vaya, cuando la guerra acabe

Cuando empecemos a escuchar a nuestro miedo, veremos que éste es igual de inocente que un niño, él también se equivoca, nos ha atacado pensando que íbamos en contra de él y quizá era cierto, él también sufre por la guerra, también siente dolor, al fin y al cabo nos atacamos, él y nosotros, nosotros y él, de tal manera y con tal intensidad que las dos partes sufrimos, por ello nos pedimos de manera en cubierta, con símbolos, con sueños que eso cambie, porque terminaremos muriendo los dos al final de la guerra

Hasta luego avión del miedo

mariposa-magica-colores-textura.jpg

La transformación de la oruga en mariposa…..

¡¡¡Hola artefiliáticos!!!

Hacia tiempo que no realizaba uno de mis posts de reflexión, pero ya estoy por aquí de nuevo, me gusta mucho el reflexionar, el expresarme utilizando metáforas y si son posibles imágenes que denotan una connotación de fantasía, mejor aún, quizá sea por mi disfraz de niña.
Me estoy yendo por las ramas…. ¡Que raro!, bueno artefiliáticos, como todos sabemos, la mariposa fue antes una pequeña oruga, que si nos centramos en el aspecto físico, en su pasado fue algo menos bello que en la actualidad, algo que algunas personas probablemente no se hubiesen acercado ni mirarían con cierta connotación de: «¡Que cosa más bonita!», hubiese creado cierto rechazo, cierto miedo a su anterior vida, que curioso….como un patito feo vaya….
Me parece un fenómeno de la naturaleza bastante curioso, no solo por el cambio y el crecimiento de dicho ser, que también, si no que si lo analizamos bien, podemos emplear dicha situación como método terapéutico, es decir, cuando peor nos sentimos, cuando más nos rechazamos a nosotros mismos, porque consideramos que somos personas horribles que no merecemos nada, que hay personas que pueden volar, que son libres de cadenas, de ataduras y demás, llega un día que todo eso cambia, cambiamos nosotros, cambiamos nuestra forma de vernos a nosotros mismos, nos vemos bellos, hermosos, no nos rechazamos, buscamos a otras personas, pasamos por al lado de otros seres, ya no nos mantenemos apartados por miedo a que nos aplasten o nos hagan daño, nos sentíamos indefensos….

En ese instante, deseamos salir de nuestro escondite, de nuestro rinconcito, de nuestra zona de protección, nos sentimos fuertes, liberados, con ganas de cualquier cosa, de relacionarnos, pasamos por al lado de otra gente sin miedo, ya no las vemos igual, ya no las vemos como algo que nos pueda aplastar o encerrar en una caja de zapatos sin ver la luz del Sol, ahora tenemos alas, y ¡menudas alas!, llenas de colores, de magia, tenemos un aspecto increíble, bello, hermoso, precioso y queremos mostrarlo, queremos disfrutarlo, llevamos mucho tiempo siendo orugas anhelando las alas del resto…

En ese instante, queremos ir por nuestros sueños, ya vamos sin miedos, podemos ir acompañados, solos, pero vamos hacia adelante que es lo importante, no andamos, volamos y grandes distancias, antes, siendo orugas era imposible llevar a cabo dichas distancias de la misma manera, siempre deseábamos lo del resto, nos centrábamos en los demás, deseando algo de los demás, cuando no nos percatábamos que dichos deseos los teníamos nosotros mismos ya, escondidos en algún rincón, y que era cuestión de tiempo que disfrutásemos de dichos deseos y anhelos.

En muchas ocasiones, retomaremos hacia nuestro rinconcito, nuestro lugar de origen, por circunstancias de la vida, aunque nos sintamos fuertes, tampoco debemos olvidar que somos unos seres débiles, tenemos alas sí, pero son fáciles de romper, aunque volemos, debemos hacerlo con cabeza, cautela, que no es lo mismo que ir con miedos patológicos, desmesurados, que evitan nuestro vuelo o simplemente retrasan nuestra transformación de oruga a mariposa, y ahí artefiliáticos, estamos ante un estancamiento existencial que dándonos cuenta o no, nos hace daño. 
No debemos olvidar, que aunque volvamos a dicha zona de protección, de descanso, no volvemos de la misma forma, no volvemos como oruga de nuevo, o por lo menos eso debemos de evitar, volvemos como mariposas, pudiendo retomar el vuelo cuando nosotros queramos y decidamos hacer…. y eso artefiliáticos aunque retrocedas, no vuelves de la misma manera, no vuelves en el punto 0, si no en el punto 10.

Probablemente, una de las razones de retomar de nuevo el vuelo sea nuestros sueños, alguna meta que queramos conseguir, algún deseo, alguna cosa que requiera de nuestro vuelo para ser alcanzado/a, siendo orugas probablemente tardemos muchísimo en llegar, o directamente jamás lleguemos…. pero las alas siempre nos facilitan el camino, nos impulsan, nos alientan, nos elevan del suelo… aquel suelo que solamente refleja miedos, temores, dolor y sufrimiento, obteniendo de esta manera un anclaje en un mundo totalmente incompatible al de nuestros sueños, y en eso no miento, es una realidad que debemos asumir…. 

Una vez hayamos tenido el valor de retomar el vuelo, de vestirnos de coraje, de ganas, de lucha, nos sentiremos realizados, en ese momento entenderemos la necesidad de nuestro cambio de oruga a mariposa, quizá, probablemente previamente a la transformación no veíamos dicha necesidad, no entendíamos los motivos, quizá nos sentíamos bien siendo orugas, lo llevábamos bien,quizá no veíamos el peligro, quizá no sufríamos porque sabíamos camuflarnos entre las hojas, pasando desapercibidos, instinto de supervivencia… esa era nuestra meta, protegernos, que no nos hicieran daño, que no nos matasen (emocionalmente hablando….), pero… ¿dónde queda la meta de volar para conseguir nuestros sueños?, ahí está la razón, el motivo, la creación de necesidad de la transformación interna de cada uno de nosotros….

En ese instante querremos dirigirnos a nuestros sueños, pero debemos saber que las mariposas como he mencionado anteriormente, son frágiles, tienen rasgos frágiles, fácilmente rompibles, y probablemente algunos de nuestros sueños demanden más que unas alas de mariposa, demanden más coraje, más perseverancia, mayor fuerza, mayor fortaleza… será entonces cuando debemos realizar una transformación mayor, una transformación más drástica….

Debemos dejar atrás la fragilidad de la mariposa, pero jamás olvidando su dulzura y ternura que refleja con el simple movimiento de sus alas, pero debemos endurecer nuestra piel, pintándola de fuerza, coraje, valentía y dureza por conseguir nuestros sueños a pesar de las adversidades, que aunque nos dañen, las consecuencias del golpe serán menores que siendo simples mariposas revoloteando por lugares no exigentes….

Mi último consejo antes de despedirme de vosotros es el siguiente: «Lucha por tus sueños desde la piel y el coraje de un dragón, pero no olvides la dulzura y la ternura de tus alas de mariposa, de donde vienes y de donde provienes… mira atrás con satisfacción, vienes siendo una simple oruga y te has convertido en un dragón, ha costado, pero no has permanecido en tu estancamiento existencial….»
Hasta luego avión del miedo
prisionero.JPG

Dilema, permanecer o no encadenado/a

¡¡¡Hola artefiliáticos!!!

¿Cómo os va todo?, espero que bien, aquí seguimos un día más caminando en nuestra batalla que es la vida… ¿cuántas veces nos hemos sentido enjaulados?, muchas ¿verdad?, y no sólo eso, ¿cuántas enjaulados y a la vez fuera de la jaula otra o un ambiente de soledad, o por lo menos esa es nuestra interpretación de nuestra situación más profunda, reflejando quizá ciertos conflictos internos.

Y ¿Cuántas de esas veces nos hemos puesto una máscara para expresar lo menos posible?, supongo que la respuesta irá en función de las preguntas previas, o quizá no, cualquier persona es un mundo, y eso debemos respetarlo y convivir con ello.

Seguramente uno de los objetivos de nuestra máscara sea esconder nuestras expresiones de cansancio, agotamiento, lucha, dolor y sufrimiento por aquello por lo que estamos batallando, luchando siempre a pie de cañón, acompañándonos nuestro compañero de viaje que es el estrés, aquel compañero que nos agota, nos cansa, nos demanda nuestras mayores fuerzas mentales, pero también nos recuerda que necesita descanso, necesita una actuación nuestra para combatir su condición actual, aquel instante, hecho o momento que le abruma, que le debilita, y nos pide un momento de relajación, de paz, de instropección con nosotros mismos, nunca debemos olvidar que somos compañeros y para salir victoriosos de esta batalla o guerra debemos luchar de la mano, otorgándonos apoyo, y lo que un día le falte a uno, brindarle el otro aquello que le falta y viceversa, por ello, si nos pide: «¡¡STOP!!, para, no vayas más por ahí, para, necesito descansar para seguir», debemos dárselo a él y a nosotros mismos….

Probablemente no sólo nos hemos sentido encadenados por nuestras preocupaciones o incluso por nosotros mismos, si no también arrastrados por una fuerza mayor externa a nosotros, que a veces siendo de un tamaño menor que el nuestro nos puede, nos arrastra, nos derrota, nos deja en «game over», y todo por el cansancio acumulado, por no hacer caso a nuestro compañero de guerra, a nuestro estrés que cuando nos decía: «Para, descansa, esas fuerzas las necesitarás para después», nos ocurre esto, que ante una fuerza mínima, no conseguimos combatirla.

                ¿De verdad piensas que el estrés es el enemigo? ¿O eres tú mismo quien ataca?

Retomando el tema anterior, en muchas ocasiones nos hemos sentido combatientes de guerra, sintiendo y pensando que actuábamos solos en dicha situación, pero a veces, nosotros nos hemos convertido en el barco que arrastra a personas que nos quieren, que están unidos a nosotros, nunca estamos solos, el mundo no ha ido evolucionando por una cosa sola, si no por multitud de factores que han ido relacionándose, nosotros somos factores de este mundo, está bien luchar por aquello que nos importa, una meta, nuestro bienestar, lo que sea artefiliáticos, pero debemos tener presente que en la guerra a veces no todo vale, debemos tener presentes a quienes tenemos detrás, que factores dependen de nosotros, y evitar que éstos sufran consecuencias que nosotros mismos provocaremos.

Muchas veces, tras dichas consecuencias creadas por nosotros mismos hacia los demás, provocan a su vez consecuencias hacia nuestra propia persona, aumentando así nuestro cansancio y volvemos a recuperar nuestra máscara aun a sabiendas que ese gesto no soluciona nada, solo tapa, cubre, pero nuestro cansancio va por dentro, si usamos la máscara como un período temporal de descanso, quizá no es del todo incorrecto, aunque debemos tener presente que cada uno es un mundo, pero el problema surge cuando empleamos dicha máscara como método de «solución» de nuestros problemas, sin saber que estamos cargándonos con otro error y por consiguiente de más cansancio….

Es justo en ese instante cuando sentimos la gran necesidad de encontrarnos a nosotros mismos, quitarnos la máscara pero pedir a gritos que no haya nadie alrededor para presenciar nuestros gestos de agotamiento, de no poder más, pero es entonces cuando sin esperarlo puede aparecer algo o alguien que te va demostrando que no está mal ir mostrando nuestras preocupaciones poco a poco, conforme nos vayamos sintiendo preparados, debemos recordar que hemos llevado mucho tiempo callados o gritando en silencio, y ese tiempo debemos ir recuperándolo poco a poco, lo que no hablamos en su momento, debemos hacerlo ahora, con calma, despacio, correr nos agotaría también.

Y será entonces cuando poco a poco iremos abriendo la puerta de nuestra jaula….

…. y rompiendo nuestras cadenas….

La cosa no queda aquí artefiliáticos, me encantaría daros un consejo, algo que me encantaría compartir con cada uno de vosotros, prueba un día el hacer una obra con arcilla, no es necesario que sea algo muy elaborado, con algo abstracto es suficiente, algo que refleje tu preocupación actual, la que te está atando y encerrando, déjala en un lugar, el que tú quieras y ves observando lo que pasa día a día, ten paciencia…. pero ves fijándote en los detalles, que eso que le está pasando a tu obra artística es lo que le estará pasando a tu preocupación….

Ahora sí que sí….

Hasta luego avión del miedo.

Arte.jpg

El arte de cualquier actividad….

¡¡¡Hola artefiliáticos!!!

Quisiera comenzar esta entrada con una pequeña reflexión, mejor aún, una sencilla cuestión hacia vosotros, ¿pensáis que cualquier actividad (como se dice en el título), puede llegar a ser artística?, no soy experta en el tema, supongo que tampoco será la ley de «todo vale», pero hoy por hoy, y teniendo en cuenta la definición que os enuncio a continuación, he estado sumergida en muchas actividades que para mí han sido artísticas, como muy bien habéis podido observar a lo largo de mis posts….

Para mí, personalmente la realización de este blog está siendo un arte, me permite construir posts, y sobretodo comunicaros parte de mis experiencias, que debo reconocer que tengo mis secretos como todo el mundo…. pero me siento bien conmigo misma haciéndolo, disfrutando de ello, es terapéutico, para mí lo es, me permite expresar mis emociones, mis miedos y preocupaciones de una manera encubierta que sí, me protege, así lo siento.
Poco a poco voy evolucionando como persona, me voy sintiendo cada vez mejor conmigo misma, aunque a su vez crezcan los miedos… es contradictorio y un tanto ambiguo cierto… pero no voy a mentiros conforme me siento en estos momentos vitales.

Dicha definición me hizo reflexionar y me vino a la mente una actividad bastante rutinaria para alguno de nosotros: «montar en bici», a mi me permite desconectar de mi mundo que tanto deseo escapar, me permite conectar conmigo misma, fusionarme con la bici y olvidar lo demás, no hay nada más sólo yo y la bici, llegando a ser una sola cosa, también me produce un choque a mi persona, porque me lleno de recuerdos y todo por el hecho del aire rozando mi piel, que ya ves tú que tontería, pero ese roce…. esa caricia del aire… bueno…. quizá más que un recuerdo, se convierte en un deseo, evitar rechazar cierto contacto físico, sólo por haber sufrido en el pasado.


Para mí, una bicicleta, representa mi medio para llegar allá donde quiero llegar, es decir, mi meta, para ello cargo mi equipaje de las cosas que me puedan ayudar en mi trayecto, no obstaculizar, no hablo de cosas materiales o de provisiones básicas, hablo de sentimientos, emociones y pensamientos que me ayuden en el movimiento de mis piernas para avanzar. hablo de valores, de principios, de sueños y deseos, de personas que realmente quieran compartir conmigo mi viaje en bici, dispuestos a pedalear cuando yo misma no puedo hacerlo.

Me tocará parar en contadas ocasiones, pasaré por muchos pueblos, ciudades, villas e incluso en lugares donde no haya llegado nadie,  sí, quizá hablo de mis sentimientos y miedos más profundos que todavía desconozco, hasta hace unos pocos meses no conocía ciertas emociones inherentes a mi persona, hoy por hoy las conozco, me abruman y me asustan, pero también las adoro, porque hacen que sea la persona que soy ahora, soy fuerte y dura, pero también dulce y soy humana.

En muchas ocasiones iré acompañada en mi viaje, por personas que vayan por delante guiando mi camino, por detrás para protegerme o por los lados para acompañarme, llenando mi vida de color, de felicidad, de alegría y de satisfacción, en ese momento aunque mis piernas me duelen, mi fuerza latente despertará para seguir pedaleando, serán las personas que me ayuden a crecer como ser humano, no dándome todo hecho, pero si ofreciéndome las mejores provisiones para poder seguir hacia adelante, el amor que desprenden sus miradas y sus acciones.

A veces, sin saber la razón, el motivo o el por qué, pararé en el camino, por disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrece la vida, las flores llenas de vida, un momento de risa, un momento de alegría y tontería, para tener el suficiente tiempo para poder guardarlo en mi maleta de viaje, en forma de recuerdos para lograr dejar en el camino los recuerdos negativos, una cosa u otra, las dos no caben en el equipaje.

Habrán momentos que nuestro mundo se pinte de rosa, rosa pastel, haciendo alusión a la dulzura e inocencia, estaremos vulnerables, o por lo menos yo lo estaré, pero jamás me arrepentiré en ese mismo instante, me gusta ser niña, me gusta ser cariñosa, actualmente en pequeñas dosis por cosas que quiero reservarme, pero esos pequeños instantes que a mi me suponen un mundo, por miles de razones que conozco muy a mi pesar, estarán dentro de mi equipaje, para recordarme una de las razones por las que decidí ponerme a pedalear esa bici en concreto.

Como os he comentado anteriormente, en ocasiones iré acompañada, otras, necesitaré emprender mi camino y/o viaje en solitario, porque así me lo pide el cuerpo, porque así lo necesito yo, me encanta sentirme rodeada de personas que se con total seguridad que siempre las voy a tener a mi lado, pero la persona que realmente va a convivir siempre conmigo, soy yo misma y hoy por hoy no me encuentro, necesito reencontrarme con mi yo, hace meses dejé de conocerme a mi misma por motivos que prefiero reservarme, pero siempre miro hacia adelante y sé perfectamente que será un camino costoso, pero lo lograré y eso es lo único que me importa.

Recorreré lugares inimaginables, llenos de color, de vida, cada uno de nosotros tendrá en su mente lugares simbólicos donde le gustaría estar por sentirse bien consigo mismos, encontrarse con su yo más interno y disfrutar de ello, para algunos puede ser la naturaleza en sí, otros la playa, la montaña, para otros viajar por lugares exclusivos de nuestro mundo, para mí es recorrer el mundo más débil, más pobre, países que necesitan de la bondad más humana que actualmente está tan olvidada y hecha trizas, regalando las artes médicas, la medicina en sí, para abrazar, querer y amar mi identidad.

Cuando eso ocurra, mi medio de transporte habrá hecho su papel fundamental para ello, mi deseo, mis fuerzas, mis ganas, mi vocación, mis emociones inherentes a esa meta, mi sufrimiento pasado que me ha impulsado hacia adelante, recordándome: «Isa no vuelvas atrás,te espera esta emoción de nuevo, mira al frente, que cada pedaleo, es uno menos para llegar a tu real meta.
Seguramente miraré mi medio de transporte y lo haré con satisfacción quizá un poco de dolor por pasar todo lo que he tenido que pasar para llegar a mi destino, quizá me duelan mis piernas al bajar debido a la cantidad de kilómetros que he debido de hacer fusionada con mi bicicleta para conseguir llegar a mi lugar de destino (o de origen quien sabe….), estoy segura que las ruedas arderán por todo el esfuerzo que hemos empleado las dos, seguramente que habrá tenido rasguños mi bicicleta, es decir, mi bienestar emocional, pero se pueden reparar y seguir hacia adelante, porque he llegado a mi destino.

Hasta luego avión del miedo

descarga.jpg

Esperanza y Ave Fénix

¡¡¡Hola artefiliáticos!!!

¿Cuántos de nosotros ha deseado ir por el camino de la esperanza?, ¿cuántos de nosotros hemos ido tras ella?, muchos ¿verdad?, que curioso, algo que no vemos, que no es palpable ni maleable, es buscado por una gran proporción de nosotros, por no decir todos, entonces así de primeras, ¿cómo encontramos algo que no se ve?, la esperanza en sí no tiene materia, no se ve en el mundo material, pero aún así cada uno de nosotros sabemos a que nos referimos, cada uno tiene su idea de esperanza, la situación que está impregnada de dicho elemento tan deseado en muchos aspectos de nuestras vidas, para mi es la sensación de fuerza, valentía, amor, pasión, afecto por conseguir algo, con una cierta connotación de seguridad de gran certeza que aquello que uno desea, en este caso yo, voy a conseguir, para mi es un estado de paz conmigo misma, mis sentidos actúan en armonía, mis emociones se mantienen en una estabilidad que aunque fluctúen, estoy relajada y tranquila porque aunque sufra y padezca, tendré aquello que tanto deseo….
Por ello artefiliáticos,  yo llego a la conclusión de que no existe un camino hacia la villa de la esperanza, si no la esperanza la tenemos cada uno de nosotros, la llave que abre esa puerta está en nosotros, porque mi idea de esperanza quizá es muy distinta a la tuya artefiliático o quizá compartimos algunos elementos.
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, o al menos eso creo, puede ser cierta esta afirmación artefiliáticos, pero yo añadiría una connotación, la esperanza no se pierde porque está bajo llave, lo que si debemos hacer es buscar la llave que quizá en algunos momentos de nuestra vida se ha podido extraviar en algún lugar de este mundo material.
Algunos de nosotros metaforizamos la esperanza como un rayo de luz que aparece cuando lo necesitamos, también puede ser una opción de representación, todo es válido siempre y cuando te aporte algún aspecto positivo en tu vida artefiliático. Quizá para algunos de nosotros, preferimos esta opción porque a mi parecer la luz reflejada por el sol en algunas ocasiones nos aporta cierta calor en nuestra piel que necesitamos en ciertas ocasiones o períodos de nuestra vida para recordarnos que seguimos vivos, que estamos en nuestra tierra por alguna razón, por nuestra meta en definitiva, por algo que queremos conseguir y luchamos por aquello.
La esperanza nos recuerda que ahí sigue, que está con nosotros, jamás nos abandona, pero debemos dejarla salir, nos pide que le abramos la puerta para cogernos de la mano de ese largo camino y/o viaje que es la vida hacia nuestra meta existencial, ¿pensáis que alguno de nosotros en contadas ocasiones somos los causantes, los culpables de que la puerta no se consiga abrir? ¿de qué hayamos extraviado nosotros mismos las llaves que abre esa valiosa puerta?, yo diría que sí.
En muchas ocasiones de nuestras vidas hemos deseado «volar», en el sentido más metafórico, ser libres de nuestras preocupaciones, ir más rápido por nuestro camino, fluir en la vida y que el aire acaricie nuestras alas para sentirnos en paz con nosotros mismos. Hemos deseado que nuestros miedos también volasen y se fuesen lejos, que quizá esas sean las razones por las que no encontramos la llave que abre la puerta, no sabemos o quizá sí y no nos queremos dar cuenta, que esa es la verdadera razón por la que dejamos de soñar con el vuelo, por la que quizá nuestro niño interior se vuelve un adulto aburrido que sólo tiene responsabilidades y no tiene ganas de jugar.
Probablemente, siempre, nuestro entorno o nosotros mismos nos hemos dicho varias veces que retomemos el vuelo, pero es imposible lograrlo cuando nuestras alas pesan, cuando tienen un gran equipaje de cosas que hemos ido guardando de nuestras experiencias, nuestra mente nos pide que volemos, pero nuestras alas cargadas de miedo se quedan inmóviles, deseando que la puerta de la esperanza se abra por si sola, cuando debemos ir a buscarla por los cielos bailando con los rayos de sol.

 A veces, no necesariamente la esperanza se encuentra en el cielo, si no desde bajo tierra, desde aquí intentamos salir a la superficie, pero nos encontramos con un tablón de madera que nos dificulta asomarnos, el miedo nos lo provoca, nos impide asomarnos a nuestros sueños, a ser libres, a dar los pasos que necesitamos para seguir hacia adelante con los proyectos que están empezando a iniciar: un proyecto de trabajo, una pareja, una casa, un título… son pequeñas metas que algunos de nosotros compartimos, que deseamos conseguir, disfrutar y vivir, pero nos llenamos de miedos, que a pesar de desearlo y encaminarnos hacia ello, nuestro miedo a veces nos ralentiza, que siempre y cuando lleguemos a tiempo no tiene porque ser problemático, el problema es cuando nos paraliza o nos lleva de nuevo al punto de partida, creo que no hay nada más frustrante que conseguir asomar después de tanto esfuerzo y dolor y después volver a meter la cabeza bajo tierra como las avestruces….
Es difícil para algunos mantenernos asomados, nos sentimos expuestos, y si volvemos atrás es porque realmente o al menos eso creo, no estábamos preparados para asomar, a veces queremos crecer, cambiar o evolucionar demasiado deprisa, cargándonos todavía más de frustración y miedo en nuestras alas, mi consejo desde esta reflexión es que cada paso que realices en tu vida, estate seguro que es aquel que quieres realizar, tampoco lo pienses demasiado por si es demasiado tarde cuando te decidas, pero cuida de ti y de tus alas. 

A veces, algunos de nosotros interpretamos la vida como un desierto, un lugar que nos ahoga, que vemos siempre igual, estable, un lugar que nos provoca sed, un lugar que por la noche sentimos bajas temperaturas y soledad, un lugar que sin previo aviso te ataca y te produce mal estar y miedos de que aquello vuelva a ocurrir, a veces te rindes y te tiras al suelo, otras das dos simples pasos y parece que hayas corrido 42km, todo porque vas acumulando cansancio, experiencias negativas de tu vida personal, experiencias que cada vez ralentizan más tu paso hacia adelante, necesitas descanso, necesitas sombra, beber, respirar, protección, en fin, esperanza para seguir hacia adelante.
El desierto es inmenso, la vida también lo es, dicen que son dos días y quizá así sea, pero sabemos que es profunda y todos los días aprendes alguna cosa, y hay días que del mismo modo que te viene un ataque sin esperarlo, cuando subes aquella gran montaña de arena que tanto has deseado rendirte y dar la vuelta, aparece un oasis, que esperemos que no sea un espejismo… pero te devuelve la vida, te alienta, te ofrece recursos para sobrevivir, te asientas, te quitas peso de tu pasado y más adelante, sigues tu camino hacia tu meta, con cierta dosis de esperanza.

También, muchos de nosotros, tendemos a disfrazarnos de esperanza, a cubrir nuestro cuerpo de pintura, hojas, armadura etc, cada material quizá con un fin distinto, no queremos mostrar a la sociedad nuestros problemas, nuestras preocupaciones y tampoco nuestros miedos, a veces pensamos que eso de la esperanza es una simple moda que algunos lo muestran como si de algo valioso se tratase cuando en realidad no llegan a disfrutarlo, también artefiliáticos se disfrazan, a veces disfrazarse como ya os he dicho anteriormente nos provoque llegar tarde a la villa de la esperanza para conseguir nuestra meta, pero otras a veces nos brinda descanso, apoyo, seguridad y protección para retomar nuestro viaje más adelante, a veces la espera es necesaria, el silencio y el descanso para retomar el vuelo con más fuerza posteriormente.
A veces nos disfrazamos para conseguir sumergirnos en nuestro mundo, en nuestro planeta, en nuestro ser más interno y más niño para cuidarnos, querernos y protegernos, no es por egoísmo, aburrimiento o falta de coraje o valentía, en la mayoría de las ocasiones es por necesidad, muchos de nosotros tocamos fondo por caminar muchos kilómetros sin agua ni gorra por el desierto, haber pasado varios ataques en este, haber visto oasis pero sin acercarnos porque creíamos que eran simples espejismos, pensábamos que podían ser algo bueno que nos alentase, pero debido a experiencias previas de espejismos y la sensación de fracaso, ya ni siquiera nos aproximábamos para evitar dichas posibles sensaciones aunque el oasis que se nos muestra en la vida sea cierto de verdad. 

A pesar de todo aquello, un día sin saber quizá la razón real y contrastable, nos decidimos a retomar el vuelo, no como lo hacíamos previamente al desierto, si no de manera más fortalecida, quizá porque nos toca o nos lo merecemos por alguna razón, o al menos eso pensamos, a veces, creemos que no avanzamos pero si lo estamos haciendo, tan lento y despacio que no nos damos cuenta, pero cuando llega el día que resurgimos de nuestras cenizas, nos daremos cuenta que aunque hayamos ido a velocidad mínima y reducida, ha valido la pena porque hemos llegado a tiempo, hemos ido buscando nuestra llave de la esperanza aunque hayamos dado pocos pasos o muy cortos durante los días del proceso de búsqueda.
Recuerda artefiliático que el ir despacio a veces no es malo, siempre y cuando te dirijas hacia aquello que realmente quieras dirigirte, yo estoy como tú, en el mismo punto, pero sé que detrás de esa gran montaña de arena nos espera algo realmente valioso, porque hemos ido buscándolo a pesar de las grandes sensaciones de rendición, confía en las llaves, en tus alas y sigue hacia adelante aunque sea despacio, no es malo.
Hasta luego avión del miedo